viernes, 16 de noviembre de 2018

LA DRAMATIZACIÓN EN EDUCACIÓN PRIMARIA.


La última sesión de la asignatura de Actividades Físico Expresivas fue muy interesante. En ella tratamos el concepto de dramatización, que como tal, se refiere a una manifestación expresiva del movimiento, es decir,  se trata de una manifestación expresiva a través de una representación de hechos, historias, situaciones concretas, etc.

Siguiendo las ideas de Cervera (1986), podríamos definir a la dramatización como una actividad que pretende convertir un suceso real o imaginario en una historia que se puede representar escénicamente, incidiendo en mayor medida en la creatividad y en su valor educativo. Por ello, podríamos decir que la dramatización se sustenta en dos ejes principales: la creatividad y la expresión corporal, los cuales se desarrollan a través de los elementos que la componen, es decir, los elementos de la dramatización (personajes, el tiempo, el conflicto, el argumento y los temas).

Y es que, desde mi propia visión, en la dramatización no solo hablamos de los elementos  que la componen si no que pueden aparecer una infinidad de herramientas que nos ayudan a expresarnos. Por ejemplo, en  las dramatizaciones que hicimos en clase, concretamente en las que utilizábamos una expresión lingüística diferente a la nuestra (nosotros utilizamos el habla madrileña) aparece una expresión que se deriva fundamentalmente de aspectos como conocer y modular las características de la voz, pero también del cuerpo. 

Por otra parte, vamos a hablar de la dramatización aplicada a Educación Primaria en el área de Educación Física.

Desde el punto de vista educativo, la dramatización es un instrumento idóneo para desarrollar relaciones interpersonales, que a su vez contribuyen a mejorar las habilidades intelectuales y académicas. Se considera a este recurso educativo no sólo para favorecer el desarrollo personal, sino también como el instrumento idóneo para trabajar y adquirir habilidades lingüísticas y comunicativas. 

Como bien hemos comentado anteriormente, este recurso nos sirve para que nuestros alumnos aprendan a expresarse haciendo uso de la voz (lenguaje verbal) y el cuerpo, trabajando la comunicación no verbal a través de la expresión corporal (el gesto, la mirada y la postura). Además, permite a los alumnos interpretar infinitos tipos de roles. También se trata de un recurso que favorece el trabajo cooperativo, pues requiere un trabajo en grupo, lo que significa el trabajo con los compañeros, el respeto a todas las ideas y la creación de un sentimiento de grupo, con su consecuente comprensión de que el trabajo en grupo siempre será más enriquecedor que el individual.

Finalmente, en función de la edad de los alumnos encontraremos distintas etapas de aplicación de este recurso al aula. Muy resumidamente estas etapas son las siguientes:

1. Juego simbólico (4-5 años), en el que todo es improvisado. Se trata del propio juego del niño.
2. Juego dramático (6-8 años), muy parecido al simbólico, pero añadiendo un tema que se le da al niño.
3. Dramatización creativa (9-13 años), en la que se da el tema, los personajes y la historia, aunque el dialogo sigue siendo improvisado.
4. Creación colectiva (14-17 años), que es igual a una obra de teatro.

En resumen, la dramatización puede ser un gran recurso para trabajar infinidad de contenidos en Educación Primaria. Esto se debe a que el alumno puede encontrarse ante diversos escenarios, a veces contradictorios o conflictivos, para los que se necesitan varias alternativas a elegir, intentado que analicen sus implicaciones.  Mediante la dramatización, el alumno explora diferentes estados de ánimos y sentimientos, además de las consecuencias que pueden tener sobre el tipo de respuesta que demos a un determinado problema.

BIBLIOGRAFÍA

Cervera, J. (1986). Cómo Prácticar la Dramatización con niños de 4 a 14 años. Madrid: Cincel-Kaspelusz.