La última sesión de la asignatura de Actividades Físico Expresivas
fue muy interesante. En ella tratamos el concepto de dramatización, que como
tal, se refiere a una manifestación expresiva del movimiento, es decir,
se trata de una manifestación expresiva a través de una representación de
hechos, historias, situaciones concretas, etc.
Siguiendo las ideas de Cervera (1986), podríamos definir a la
dramatización como una actividad que pretende convertir un suceso real o
imaginario en una historia que se puede representar escénicamente, incidiendo
en mayor medida en la creatividad y en su valor educativo.
Por ello, podríamos decir que la dramatización se sustenta en dos ejes
principales: la creatividad y la expresión corporal, los cuales se desarrollan
a través de los elementos que la componen, es decir, los elementos de la
dramatización (personajes, el tiempo, el conflicto, el argumento y los temas).
Y es que, desde mi propia visión, en la dramatización no solo
hablamos de los elementos que la componen si no que pueden
aparecer una infinidad de herramientas que nos ayudan a expresarnos. Por
ejemplo, en las dramatizaciones que hicimos en clase, concretamente en
las que utilizábamos una expresión lingüística diferente a la nuestra
(nosotros utilizamos el habla madrileña) aparece una expresión que se deriva
fundamentalmente de aspectos como conocer y modular las características de
la voz, pero también del cuerpo.
Por otra parte, vamos a hablar de la dramatización aplicada a
Educación Primaria en el área de Educación Física.
Desde el punto de vista educativo, la dramatización es un
instrumento idóneo para desarrollar relaciones interpersonales, que a su vez
contribuyen a mejorar las habilidades intelectuales y académicas. Se considera
a este recurso educativo no sólo para favorecer el desarrollo personal, sino
también como el instrumento idóneo para trabajar y adquirir habilidades
lingüísticas y comunicativas.
Como bien hemos comentado anteriormente, este recurso nos sirve
para que nuestros alumnos aprendan a expresarse haciendo uso de la voz
(lenguaje verbal) y el cuerpo, trabajando la comunicación no verbal a través de
la expresión corporal (el gesto, la mirada y la postura). Además, permite a los
alumnos interpretar infinitos tipos de roles. También se trata de un recurso
que favorece el trabajo cooperativo, pues requiere un trabajo en grupo, lo que
significa el trabajo con los compañeros, el respeto a todas las ideas y la
creación de un sentimiento de grupo, con su consecuente comprensión de que el
trabajo en grupo siempre será más enriquecedor que el individual.
Finalmente, en función de la edad de los alumnos
encontraremos distintas etapas de aplicación de este recurso al aula. Muy
resumidamente estas etapas son las siguientes:
1. Juego
simbólico (4-5 años), en el que todo
es improvisado. Se trata del propio juego del niño.
2. Juego
dramático (6-8 años), muy parecido al
simbólico, pero añadiendo un tema que se le da al niño.
3. Dramatización
creativa (9-13 años), en la que se da
el tema, los personajes y la historia, aunque el dialogo sigue siendo
improvisado.
4. Creación
colectiva (14-17 años), que es igual a
una obra de teatro.
En resumen, la dramatización puede ser un gran recurso para
trabajar infinidad de contenidos en Educación Primaria. Esto se debe a que el
alumno puede encontrarse ante diversos escenarios, a veces contradictorios o
conflictivos, para los que se necesitan varias alternativas a elegir, intentado
que analicen sus implicaciones. Mediante la dramatización, el alumno
explora diferentes estados de ánimos y sentimientos, además de las
consecuencias que pueden tener sobre el tipo de respuesta que demos a un
determinado problema.
BIBLIOGRAFÍA
Cervera, J. (1986). Cómo Prácticar la Dramatización con niños
de 4 a 14 años. Madrid: Cincel-Kaspelusz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario